Cuando bajan las temperaturas, el cuerpo y el alma piden calidez. Y no hay nada mejor que las especias para aportar ese calor profundo que transforma una comida en un verdadero abrazo. En la cocina de invierno, las especias no solo aromatizan, sino que reconfortan, estimulan el sistema inmune y despiertan recuerdos acogedores.

La canela es una de las grandes protagonistas. Ya sea en infusiones, postres o platos salados, su dulzura cálida añade profundidad y bienestar. Prueba agregarla a una compota de manzana, a gachas de avena o incluso a un guiso de cordero para un toque diferente.

El clavo de olor, intenso y penetrante, es ideal para infusionar bebidas como el vino caliente (glühwein) o el té chai. También combina muy bien con calabaza, zanahoria o batata al horno.

El jengibre, ya sea fresco o en polvo, aporta un picante suave que estimula la circulación y combate el resfriado. Úsalo en sopas asiáticas, galletas caseras o en infusiones con miel y limón.

La nuez moscada, cálida y ligeramente amarga, se lleva de maravilla con platos cremosos como purés, bechamel o gratinados. Rallarla justo antes de usar potencia su aroma.

El anís estrellado, visualmente hermoso, aporta un sabor dulce y especiado a caldos, infusiones y postres.

Crear tus propias mezclas para el invierno puede ser una forma deliciosa de personalizar cada plato. No temas experimentar. Las especias son tus aliadas para convertir una tarde fría en una experiencia deliciosa y llena de aromas envolventes.